La lluvia me lava el pelo, con el jabón del cielo y el agua de las nubes.
Huele a primavera, a invierno dormido, se visten de rosa las aceras.
Los cerezos se engalanan, El Sol, tÃmido, se asoma, Y su luz a los girasoles ciega.
En las calles música, la más bella. Risa, la melodÃa preferida después de la tormenta.
Ponme los zapatos de hierbas y sirva de taxi a las mariquitas. Margaritas blancas también esperan.
Me pongo el arcoÃris de diadema, me pinto las uñas de atardecer y en mi boca una sonrisa, eterna.